Una crónica de dolor y tragedia en la carretera de Loja a Huétor Tájar. Un abuelo mata a sus nietos y se suicida tras meses de rencor y dolor
Huétor Tájar, Granada, 21 de mayo de 2024 - El 19 de marzo marcó el inicio de una serie de eventos trágicos que cambiarían para siempre a una familia en Granada. El abuelo Pepe, de 71 años y con apnea del sueño, sufrió un accidente automovilístico fatal al dormirse al volante y chocar contra la entrada de un túnel. En el vehículo iban su esposa, su hija y sus dos nietos. Las dos mujeres perdieron la vida en el impacto. Dos meses después, el dolor y la desesperación culminaron en una tragedia aún mayor.
La noche del 19 de mayo, Pepe, abrumado por la depresión, tomó una drástica y fatal decisión. Se encerró con sus dos nietos y los mató antes de quitarse la vida con su escopeta. Este desgarrador desenlace es el punto culminante de una historia de pérdida, culpa y sufrimiento.
Un Abuelo Atormentado por la Culpa
Desde el accidente, el abuelo Pepe no pudo sobrellevar la culpa y la tristeza. Vivía en el segundo piso de la casa familiar, mientras que su yerno, viudo y padre de los niños, ocupaba el primer piso. Según la Guardia Civil, el yerno a veces culpaba a Pepe por la muerte de su esposa, lo que tensaba aún más la relación.
La relación entre abuelo y yerno se volvió aún más distante después del accidente. El yerno apenas permitía que Pepe pasara tiempo con sus nietos, limitando su interacción a "apenas los buenos días y las buenas noches", según testimonios cercanos a la familia.
Una Noche Fatal
El 19 de mayo, el abuelo Pepe tuvo un enfrentamiento final con su yerno. Enfurecido por no poder pasar tiempo con sus nietos, tomó su escopeta de caza y bajó al primer piso. Apuntó a su yerno, quien logró huir y llamar a los servicios de emergencia alrededor de las 10:40 de la noche.
Pepe entonces subió a su piso con los dos niños, de 10 y 13 años. El mayor, aún con una pierna enyesada por el accidente de marzo, no sospechaba lo que estaba por ocurrir. El abuelo, en un acto de desesperación, disparó dos veces al aire desde el balcón.
Un Secuestro y su Trágico Final
La Guardia Civil llegó rápidamente, pero el abuelo Pepe se negó a negociar. Con tres teléfonos en su poder, se mantuvo en contacto solo con su yerno. Este último creyó que Pepe no haría daño a los niños, que solo quería dañarlo a él. Antes de las 11 de la noche, el mayor de los nietos llamó a su padre por última vez.
"Papá, ¿puedo quedarme a dormir con el abuelo?" fue la pregunta que rompió el corazón del padre. Intentando ganar tiempo, le respondió:
"Puedes, pero antes quiero que te vea un médico, a ver cómo tienes la pierna". La comunicación se cortó abruptamente, presuntamente por el abuelo.
A partir de ahí, todo quedó en silencio. El abuelo salió ocasionalmente al balcón, pero no hizo más demandas. Hacia las 3 de la mañana, llegaron agentes de la Unidad Especial de Intervención desde Madrid, especialistas en rescates de rehenes. Pepe insistió en que no quería hablar y pidió que se marcharan, prometiendo hablar "más tarde, por la mañana, después de vestir a los niños para la escuela".
El Trágico Hallazgo
A las 8:20 de la mañana, la Guardia Civil decidió intervenir. Lanzaron granadas aturdidoras y entraron en la casa. En el cuarto de baño, encontraron al abuelo Pepe con una herida mortal de bala. En una habitación, yacía el nieto mayor, también con una herida de bala. En otra, encontraron al pequeño Guillermo, asfixiado por su abuelo.
Según las primeras investigaciones, el abuelo Pepe mató a sus nietos poco después de la llamada del mayor al padre, alrededor de las 11 de la noche, y se suicidó horas más tarde.
Esta tragedia familiar pone de manifiesto la devastadora combinación de culpa, depresión y desesperación. Es un recordatorio de la importancia de la salud mental y de la necesidad de apoyo emocional en momentos de pérdida. La historia del abuelo Pepe y su familia es una advertencia sombría sobre los efectos del trauma y la falta de comunicación en situaciones críticas. Debe servir como un llamado de atención para prestar atención a los signos de angustia emocional y ofrecer apoyo antes de que sea demasiado tarde.
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